sábado, 17 de octubre de 2015

Podría rendirme aún más a tus pies. Solo necesitaría saber que mi sonrisa causa en ti una mínima parte del efecto que la tuya causa en mí.
Te he atesorado siempre, desde el primer momento en que te vi, hasta esta misma noche. Nunca dejará de sorprenderme tu habilidad para hacerme sentir vulnerable. Mirarte a los ojos me atemoriza; que me hables de lo más trivial hace que se me nuble el corazón, tanto que duele. Eres el amor más inocente, duradero y verdadero que haya estado presente en mi vida.